Casi se me olvida.

Casi se me olvida, que vivo para quererte.

El eco de tu risa, quedarme embobada escuchándote hablar.
Hablar(me) de tí, y de tus sueños.
De nuestros sueños...
¿Recuerdas?

Tú querías volar bien alto, y yo...

Yo quería acompañarte.

Casi se me olvida cuando las mañanas eran nuestras.
Cuando rompíamos relojes para que no llegase la hora de la despedida.
Cuando aferrabas las costuras de mi falda, para que no me pudiese ir, mientras besabas mi cuello, y tu respiración agitada me inhundaba y me servía de aire para respirar.

Encontrarme aprisionada en tus brazos, esa cárcel de abrazos de la que nunca me quise escapar.
Esa jauría de besos de la que era a la vez tu cazadora y tu presa.
Las palabras que quedarn sin decir, las veces que te inventé en mi almohada.
Las que lloré por ti.
Todo eso de lo que no me arrepiento.

Tú.
Siempre tú.
Con tus ojos verdes.
Con tu forma tan única de ser.
Maldito egocéntrico.
Aún hoy, nadie ha sabido besarme como lo hacías tú.
Nadie.

Casi se me olvida, que yo nací un 8 de Junio, entre pétalos de rosa, e ilusiones rotas.
Que cogí tu mano y te dije las palabras mágicas. Que tanto esperabas oír.
Que te besé sin preguntar, que comenzó ese tú y yo, que aún hoy,
separados, seguirá.

Porque somos como un paréntesis,

y dentro de él, nuestras mariposas esperan,

para echar a volar...

Recórreme con tus manos frías.

Haz que me estremezca.

Llévame al punto exacto donde se pierde la razón,

y empieza la locura.