Ya lo ves, mi amor.
Nuestros monstruos son ridículas criaturillas con dientes triangulares.
Nos queremos tanto que los monstruitos salen al jardín a jugar,
y aveces se acercan para que les demos la merienda.
No sirven de nada, mi amor.
Tan ridículos que enternecen.
Ojalá todos los problemas del mundo fueran como nuestros monstruitos de jardín.
Y ahora,
¿te hace una merienda entre mis sábanas?
¿te hace una merienda entre mis sábanas?
Cuánta razón... Ojalá nuestros problemas fueran monstruos tan adorables como esos...
ResponderEliminarUn beso!
como bien sabes, en cualquiera de los sitios.... el q sea!!! pero with you!! =)
ResponderEliminary si son monstruos más feos, siempre viene bien una merienda escondidos bajo las sábanas!
ResponderEliminarNo hay monstruos que separen manos entrelazadas. Bonitas palabras.
ResponderEliminarSaludos!