Refrescando tus pasiones. Y las mías.

No ves que yo escribo sobre las pasiones de tu boca.

Las palabras me las dicta tu lengua, enredada en la mía en un sinfín de preguntas que sobran.
No ves que el recorrido por tu espalda es una asignatura que tengo pendiente.
(Y que repetiré una y otra vez...)


Si tus penas y las mías se pierden por dentro de mi blusa, con tus manos expertas de pianista de primera clase.
Yo
Cual guitarra que te toca melodías sin principio ni fín.
Que te siente entre susurros impacientes, que se esconde de tu sonrisa canalla.
(Porque le encanta espiarla...)

Invéntame en tu almohada. Imagina que estoy tan solo a dos centímetros de tí y que este puto mundo ha dejado de girar y nos ha congelado,
justo, justo en el momento exacto
en el que me enamoré de tí.
(...)

Y piensa,
que mañana nada tiene sentido, si no has sabido aprovechar el hoy.
Que el ayer no tiene prisa por llegar y joder nuestro momento. Que no.
No quedan rencores hoy.
No quedan penas.
Y yo amigo mío, prometo congelar mi corazón hasta que vuelvas.

Arrópame con miradas, que yo de tus palabras ya no me creo nada.
Y búscame una vez más en aquel bar de copas, vamos a poner a la luna celosa.
Vámonos.
Otra vez, como siempre,
que la llama no se apaga.
Vámonos.
¿Quién?

Por supuesto.
Tú y yo.

~ Probaste a analizarme y te quedaste en

Blanco.

Comprendiste que un susurro equivocado

nunca miente...

Y ahora dime,

¿qué es lo que sientes cuando te clavo palabras como dientes?