Yo siempre a contra de los vientos.
Tú, veleta sin corazón ni disculpa.
Sobrecogida por el frío sofocante del silencio que rompí a puñetazos al igual que tu recuerdo.
Y de repente apareces de la nada y me sonríes, y yo me reduzco al infinito siete veces.
Es que eres tú, ese secreto a voces,
que escribo cada noche en las botellas que beso,
siendo tú sin embargo, el único que no lo oyes,
es por eso que hoy rompo tabúes y te acecho.
Mil batallas perdidas.
¿qué importa si puedo ganar una ( y disfrutarla )?
Desenfrenadas, frívolas tus ansias. Yo las desvisto y les leo cuentos.
Cuentos del silencio. Cuentos de un recuerdo, dos personas de la mano comiéndose a besos.
Lo que intento decirte, mentiroso cobarde, es que te echo de menos.
Cada sílaba y acento son suspiro y aliento que fue tuyo. Que me robaste.
No te haces a la idea de lo mucho que me cuesta preguntarme una y otra vez.
Una y otra vez.
Donde está la sonrisa que me dibujaste.
Quizás se la llevaron ellos,
sí ellos...
los duendes caprichosos cazadores de momentos.
Ni con ellos sirven ya mis maltratadas armas.
Y una a una,
van cayendo despacito.
Mis lágrimas.
**
*
**
***
~ Su sonrisa se quebró en el instante que se puso a llover.
Y él se giró hacia mi a paso lento .
Tendiéndome su paraguas me dejó refugiar.
Y me preguntó porque mis ojos se volvían claros,
al llorar...
"y yo me reduzco al infinito siete veces."
ResponderEliminarconozco esa sensación...
me ha encantado la entrada :)
Un gusto pasar por tu espacio y leerte.
ResponderEliminarPrometo volver.
Te abrazo
MentesSueltas
"los duendes caprichosos cazadores de momentos"
ResponderEliminarme dejó una imagen de desolación, uno construye momentos que los duendes roban y roban y hacen sus castillos con recuerdos de otros, y nos dejan vacíos y solos...
Me gusto mucho tu entrada. Animo el amor también entiende de golpes...