Desde el puerto del silencio y de las miradas esquivas.

Deja que me pierda en este bar que arde en ganas de tí y de mí en un nosostros que no llega.

Que se esconde tras la luna llena.

Déjame que baile para ti, que beba el roce de tu piel, que me emborrache de recuerdos del tiempo en que me decías mi niña preciosa.

Deja que me cuele en tu cielo, deja que te eche de menos, el tiempo en que me callabas con un beso.

Deja que el recuerdo sea eterno, que tus manos sean mi cuento, que el silencio traiga besos y que la moraleja sea tu voz.

Que es verdad lo que decías, que la luna de aquel día era distinta, que mis ojos brillan más cuando tú los miras.

Que me da igual si pasan siglos, no me importa si cambiamos de ciudad, de mundo o de planeta, solo quiero dormirme recordando una vez más el eco de tu sonrisa.
Aquellos días de verano.Aquellos sueños que aun guardamos, escondidos bajo la almohada llenos de vida, muertos de ganas, presos del tiempo en que convertimos de aquel día nuestra promesa.

Que nunca he vuelto a decirle a nadie,

"te quiero"

Nunca.

Y contar una a una, las farolas del puerto del silencio.

Donde aún te espero, por si apareces,

por si tienes frío de nuevo.