Y quizá me encierre a vivir contigo, debajo del edredón.

(:

sábado, 23 de mayo de 2009

Diálogos conmigo misma.

-Ya no la llevas.
-Qué.
-Su pulsera.
-Ya.
-Era bonita.
-Sí. También su forma de hablar y de mirarme. Y de cuidarme. Me gustaba todo de él. Por supuesto también su pulsera.
-¿Y donde está ahora?
-La tiene otra. Como su corazón.


Y seguiste ahí, justo detrás de él sin que te viera.Escondida tras el telón de una obra que nunca se estrenó.Y les mirabas sin llanto ni sonrisa, deseando escapar de allí.
-Cuatro paredes puedes ser realmente pequeñas aveces.
-Era asfixiante. ¿Por qué no te fuiste?
-Porque yo no quiero extrangular mis mariposas

10 comentarios:

  1. que no se lo merecen, las pobres. y, además, te hacen sonreír. mejor que vuelen sin miedo :)

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  2. Mariposas en la primavera, bellos colores.
    He visto que hablas contigo misma, yo, en mi blog, tengo una entrada que se llama Soliloquio, y otro sobre el pensamiento, sobre el silencio que tenemos cuándo estamos sólos, y también hablamos con nosotros mismos.
    Me gusta tu blog, volveré.
    Besotes, Demofila

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  3. Hay veces que viene bien hablar consigo misma.
    Es una buena terapia.
    Un besito.

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  4. No hay mejor terapia que la de hablar con uno mismo. Me gusto mucho este relato Juliet! Un beso

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  5. así o más hermoso! <3
    es tan triste que terminen las historias... pero ánimo! las mariposas no vuelan con una sola persona (aunque a veces así lo parezca)

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  6. mariposas estranguladas, dejad simplemente que vuelen a maravillar al mundo, libera lo que sentiste, una sonrisa, por favor, una sonrisa, que las mariposas, nunca son las mismas en cada estacion.
    cuidate^^

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  7. sinceramente intenso... que sepas que realmente su corazon nunca te pertenecio es mas doloroso que cualquier pulsera...

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  8. perfecto!! uno de esos textos con dulzura y melancolía, de esos que no quieres que pasen porque te mueven a hacer algo..

    me encantó :)

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  9. Pues a veces esas mariposas hacen daño, y es preciso estrangularlas, aunque duela.

    Queridísima Julieta... permítame decirle cuánto la echo de menos últimamente.

    Besos.

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  10. es una preciosa conversación contigo misma, la verdad. Nadie se merece que le quiten la pulsera para darsela a otra...o al menos nadie que se haya esforzado en conservar esa pulsera, añadiéndole más valor con e peso del recuerdo..

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