Me apetece escribir, joder. Aunque sean tonterías.

Sale al balcón a fumar, y ahí estoy yo.

Me ofrece un cigarrillo. Acepto. Aún lo le he mirado.

Lo enciendo torpemente mientras noto como el frío se cuela por mi espalda y me eriza la piel. (Igual que él)

Se apoya en la baranda justo a mi lado izquierdo. Estamos muy cerca, joder.

Demasiado.

-Espera un minuto, ¿desde cuando fumas?

No me contesta.

Se limita a exhalar y dedicarme una sonrisa de lado.

Luego me despeina el flequillo y yo le piso un pie.

Me hace sentirme estúpidamente bien.

Y no sé por qué.

(Pero no me importa)

Esta mañana ha nacido muerta. Ya sabes, aunque salga el sol, es de noche (en mi corazón)

Y me apetece bailar, pero no te lo digo porque estás prohibido y solo el ruído del tráfico podría hacerme despertar.

Me congelo, como quisiera congelar este momento. (Tan perfecto, que me has regalado)

Pero tirito tanto que no logro atinar con el rítmo de mis pies al andar de vuelta a dentro. Y me descuido un momento y te miro.

Una de esas miradas que inspiran películas de ciencia ficción.

(Con todas esas explosiones tan ruidosas y todas las luces rojas)

Vaya, vaya.

¿Lo habrás notado?

Tururú.

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* Quiero escindirte miradas interesantes,

para que tengas una bonita sonrisa

con que decorar la almohada

esta noche.